miércoles, 15 de mayo de 2013

BREVE HISTORIA DEL CUERO


BREVE HISTORIA DEL CUERO


  El cuero natural es el pellejo que cubre la carne de los animales después de curtido y preparado para su conservación y uso domestico e industrial. La piel es el subproducto más importiza transformándolo en cuero.



  La palabra cuero proviene del latín curium (piel de los animales, curtida), eante de la industria frigorífica o de la carne. El curtido lo valors decir se trata de la piel tratada mediante curtido. El cuero en definitiva proviene de una capa de tejido que recubre a los animales y que tiene propiedades de resistencia y flexibilidad bastante apropiadas para su posterior manipulación. La capa de piel es separada del cuerpo de los animales, se elimina el pelo o la lana, salvo en los casos en que se quiera conservar esta cobertura pilosa en el resultado final y posteriormente es sometida a un proceso de curtido. El cuero se emplea como material primario para otras elaboraciones.



   La Península Ibérica ha estado desde sus comienzos muy unida con la piel. Se puede ver sino la definición que hace de Hispania ofrece Estrabón poco después de iniciarse la era cristiana: “Hispania es semejante a una piel extendida a lo largo de Occidente a Oriente“, y a veces mencionamos que la península es una piel de toro, indicando únicamente la forma de la península.



   Imperio romano.



   En la época del imperio romano se sabe que el principal consumidor de artículos de cuero fueron las Legiones, y este comercio estuvo centralizado en la ciudad de Roma a través de un gremio de comerciantes de cueros y pieles del puerto de Ostia. Uno de los elementos desencadenantes de la guerra de Cartago fue precisamente el comercio del cuero, suministrador a su vez, gracias a las mercados instalados en el norte de África, de pieles a los diferentes países mediterráneos, fue la ruptura del monopolio imperial que regulaba el comercio de las pieles.



   A partir del siglo III a. C., y muy especialmente de la época del imperio romano, los mercados de cuero proliferan en todo el mundo romanizado. Quizá sea el sur de Francia y la práctica totalidad de la Península Ibérica la zona más abundante en este tipo de industrias. Un hallazgo encontrado en el pueblo de Botorrita (Zaragoza) donde han aparecido cantidades de cal, de azufre y de otros productos químicos, en el yacimiento de Contrebia Belaisca correspondiente al período comprendido entre los siglos I a. C. y III a. C. demuestra el desarrollo de la piel en tan temprana época en la romanizada Hispania. El material mayoritariamente utilizado en la confección del calzado era el cuero.



  Edad Media.



   Oficialmente en el año 476 corresponde la caída del imperio romano de Occidente, y desde esta época Carlomagno dicta numerosas leyes prohibiendo o limitando el comercio de determinadas pieles, y al mismo tiempo carga con impuestos de otras. Por esa época se tiene conocimiento de pieles bastas, mal trabajadas y de procedencia local: garduña, comadreja, gato montés, topo, liebre, ciervo, buey, cordero y cabra. La más cotizada es la de marta. Se sabe que para fabricar adornos para las mangas, cuellos, los nobles germánicos y mediterráneos importan desde el Cáucaso pieles de armiño (Denominada también arminia o rata de Armenia).



   La moda por esa época era traer las pieles de Siberia, este comercio tendrá duración de un siglo cayendo ya bajo el monopolio de las comunidades de judíos de Varsovia o de Lviv, que tratan directamente con los cazadores.




   Por otra parte, al desmoronarse progresivamente las vías de comercio romanas, el papiro para escribir se hace cada vez más escaso en Occidente, beneficiando a una industria local de producción de pieles finas para la fabricación de pergamino.




  Baja Edad Media (España).




   La elaboración de cuero tiene una época de esplendor en el sur de España, en los reinos árabes del Al-Andalus. La ciudad de Córdoba se hace famosa por su producción de cueros de alta calidad, repujados, policromados y, en algunos casos, metalizados con aplicaciones de finas hojas de oro y plata.




 Algunos autores han contribuido a un estudio de las propiedades del cuero uno de ello es Ramón Llull que cerca del año 1290 escribe el Llibre de les Bèsties como parte integrante del Llibre de Meravelles o Fèlix y que se puede decir constituye una auténtica joya para el estudio de la relación entre las pieles utilizadas en la curtición y los animales que las procuraban.


  El Renacimiento (España).


  Resulta una incógnita saber cual era la vida cotidiana de los artesanos del siglo XIV, no obstante se dispone de un documento, el Quadern de Comptes que es una especie de libro de contabilidad muy rudimentario que procede de Jaume March y de su hijo Bernat March y que nos suministra abundante información sobre el comercio del ramo de la piel en Vic y de la región. Las cuentas muestran qué tipo de cueros se utilizaban mayoritariamente por aquella época, y de dónde se importaban y se sabe que el gremio de zapateros es el más numeroso de entre los profesionales del sector.


  Con la expulsión de judíos y moriscos, reputados artesanos tienen que abandonar España para ir al exilio, estableciéndose en ciudades del norte de marruecos. La artesanía del cuero, como otros muchos tipos de manufacturas, decaen por este motivo en la península.




  Usos.

  •  Vestimenta.
   Históricamente el mayor uso dado al cuero es el de vestido y calzado, hasta el punto de ser la primera materia prima de la que se tiene constancia que se usara para vestir. Actualmente en este campo se utiliza principalmente en la fabricación de ropa de abrigo y calzado.
  •  Construcción.
   Otro uso histórico del cuero fue en la fabricación de tiendas transportables, cubiertas, puertas y fabricación de canoas y barcas.
  •  Militar.
   Hasta el perfeccionamiento de las armas de fuego el cuero se empleó en la fabricación de armaduras ligeras, escudos y fundas de armas. Su uso para la fabricación de monturas y aparejos para caballerías, botas de calidad, etc, hace que su utilidad militar se mantenga incluso bien entrado el siglo XX.
  •  Herramientas.
   Tradicionalmente se utilizó en la fabricación de cuerdas, cinchas y correas, arneses para caballerías o animales de tiro.       Actualmente su uso en los países occidentales está limitado a los arneses de equitación.
  •  Encuadernación.
   La mayor parte de los códices de la Edad Media se han conservado hasta hoy en día gracias a que fueron escritos en pergamino. Disponemos de un considerable número de escritos religiosos, conventuales y nobiliarios, pertenecientes al período comprendido entre los orígenes de la patrística y la aparición de la imprenta. No obstante, el pergamino tuvo que enfrentarse, a partir del siglo XI, con un descubrimiento: el papel introducido en España y posteriormente en el resto de Europa, por los árabes.

  Hoy en día se emplea el cuero en encuadernación, sobre todo es un material empleado en la cubierta de los libros.



  Tipos de cuero.




 El distinto origen, tratamiento de curtido y posterior elaboración del cuero proporciona un producto final muy distinto.



  Según su procedencia.



 Los cueros tienen diferentes tipos según la procedencia de las pieles, y difieren en su estructura según sean las costumbres de vida del animal originario, la edad del animal, el sexo, y la estación del año en la que fue tratada. La primera categoría podría ser:


• Bovinos
• Caprinos

• Porcino

• Equinos

• Nutria

• Chinchilla

• Reptiles

• Peces Se emplea a veces la piel de los tiburones.

• Cérvidos tales como ciervos, gamos o renos.



  Según tratamiento post-curtido.


• Cuero cocido: Cuero endurecido por el sistema de introducirlo en agua, cera o grasa hirviendo. Por este procedimiento las fibras de colágeno se acortan, y la pieza de cuero se encoge y se hace rígida y mucho más dura. Si se emplea solamente agua, el resultado es quebradizo, pero si se emplea cera o grasa, esta empapa la pieza y el resultado es mucho más resistente. En los escasos minutos en que la pieza se enfría, resulta muy moldeable, manteniendo después la forma obtenida una vez que se endurece. No todo el cuero curtido sirve para esta práctica, habitualmente se emplea el cuero de curtido vegetal.

  Históricamente este procedimiento se empleaba para fabricar armaduras de cuero, pero también se ha utilizado para encuadernación de libros o la fabricación de pequeños muebles o cofres. Actualmente se utiliza en artesanía,  recreacionismo,  rol en vivo e incluso para escultura.




• Cuero engrasado: Cuero engrasado para aumentar su resistencia al agua. Esto repone los aceites naturales que permanecen en el cuero después del proceso de curtido, que se pierden con el uso continuo. Todo el cuero curtido puede recibir tratamiento de grasa, aunque los cueros curtidos con productos naturales, al ser más porosos absorben mejor la grasa. El engrasado frecuente mantiene el cuero flexible, impide que se vuelva quebradizo y alarga sensiblemente su conservación.




• Cuero teñido: Cuero tratado con colorantes para conseguir tonos decorativos. Todos los tipos de curtido se pueden teñir. Para teñir los cueros en artesanía se utilizan tintes de anilina disueltos en alcohol, aplicados con un algodón o tela o bien pinturas acrílicas aplicadas habitualmente con pincel. Las primeras proporcionan unos colores translucidos, similares a los obtenidos al pintar sobre cartulina con acuarela, y es necesario pintar todo de una sola vez, pues de una vez para otra el alcohol se habrá evaporado y el color resultante habrá cambiado de tono. Los acrílicos, por el contrario, proporcionan un color uniforme. En el cuero de uso industrial se emplean todo tipo de pinturas y disolventes, dependiendo del tipo de cuero que se quiera obtener como resultado final, aplicándose habitualmente por procedimientos de inmersión.





• Charol: Cuero cubierto con una o varias capas de barniz de poliuretano que le da un brillo característico. Este tratamiento impermeabiliza el cuero y lo hace más resistente.



EL CURTIDO DE PIELES EN CÓRDOBA, ESPAÑA


   En esta ciudad hubo una industria que fue floreciente en su momento, y que estaba dentro de las más importantes de la época,  que era la del curtido de pieles y una de sus elaboraciones posteriores que era la guadamacilería, de notable implantación y fama en Córdoba.


 En la segunda mitad del siglo XIX, había en Córdoba bastantes industrias de ese ramo. Estas normalmente estaban ubicadas en los barrios extremos como, S. Lorenzo, San. Nicolás de la Axerquía y del Campo de la Merced (este último barrio tenía en sus cercanías el llamado del matadero).



   El procedimiento de curtido, comparado con el actual, era bastante primitivo, con muy buenos resultados en cuanto a la calidad y duración del producto, por su elaboración artesanal. Desde la compra al ganadero, hasta la entrega a zapateros, guarnicioneros y otros artesanos, conllevaba un largo proceso.




   La parte más ingrata de este trabajo era la del arranque del pelo y carne adosada, el mal olor era materialmente inaguantable, cuando la cal, que cubría la carne, descomponía esta; después se introducían las pieles en pozos de agua que, a su vez, contenían cortezas de diversos árboles, algunos tropicales; la mimosa, el quebracho y el castaño, así como algunas raíces. En estos pozos estaban bastante tiempo; luego venía el secadero; el zurrado con mazos, el engrase, alisamiento e igualación; y al final el teñido de las que lo necesitaran, otras quedaban en su primitivo color, y el uso de la alcaparrosa, anilinas y otros productos químicos.

  

   Curtido y tintado de los cueros



Contenedores para tintado
   Desde el comienzo de la labor hasta el final, podía transcurrir, por término medio, un año. Sobre todo el material destinado a la industria del calzado o la guarnicionería; los corambres (odres o pellejos) para vino y aceite tenían una elaboración más breve, pues no necesitaban igualación, ni teñido, ni engrase, sino simplemente recibir una mano de pez para aumentar su consistencia e impermeabilización.





   Las distintas tenerías cercanas a la ribera tenían la suerte de disponer de abundante agua, que era más difícil en las que no estaban cerca. Cerca del Molino de Martos y la Puerta del Sol, en lo que se llamaba  Plaza del Peso, a la desembocadura de la calle Mucho Trigo, en el plano de 1851, puede verse una pequeña islita adosada al muro, que la denominaban “Pelambres” y, como en las actuales obras de la ciudad, con la presencia de ingenieros o arquitectos del Imserso, no faltaban curiosos que, desde el barandal del muro, sacrificaban su pituitaria por la curiosidad, dado el olor a putrefacción que generaba el trabajo.

  
   Las pieles a curtir eran, por regla general, de caballo, becerro y cabra, siendo de estas últimas de donde se sacaban los cordobanes, cuyo nombre les fue dado en honor a la ciudad que los creó, y a la que afamaron aún más por la elaboración de estos productos.


   La selección previa era muy importante, a la hora de comprar las pieles. Las que no tenían defecto alguno se destinaba a corambres, los llamados pellejos para vino o aceite. Se comentaba también que eran, para algunos labradores, cajas fuertes o de caudales, donde sus dueños guardaban los llamados “peluconas” o “napoleones”.


Los "pelambres" en el río (plano de 1851)




   Los labradores llevaban a curtir sus pieles de cerdo, para confeccionarse zahones o polainas, y los cazadores, las de jabalí o venado, incluso gatos monteses, para usarlos como alfombras o camas. También eran elemento de adorno en zamarras y otras prendas campestres o las botas para el vino, siempre útiles en las fiestas campestres o peroles.


   El pelo se utilizaba también para asientos y butacas. La carnaza para colas de carpintero, y las corambres viejas, ya inservibles, los utilizaban los piconeros en la elaboración del picón, cuando llevaban en ellos el agua para apagar las hogueras que hacían el picón. Había muchos pellejeros y boteros como se denominaba  a los curtidores a pie de calle. 



   Un trabajo mal remunerado y penoso, y mucho más en el invierno por tener que estar en permanente contacto con el agua.


   Estos artesanos, en nuestra ciudad, eran un gremio importante, con una ordenanza muy “sui generis”. Formaban la Hermandad de Nuestro Padre Jesús en el Huerto, que residía en San Nicolás de la Axerquía. Luego, con la ruina del citado templo, se trasladó a San Francisco.



   En mi niñez recuerdo que, en el barrio de la Mezquita (antes Mezquita), en la que se llamó calle de la Grada Redonda (Magistral González Francés), antes de llegar a la Plazuela de Santa Catalina, estaba Curtidos Varo, que luego se trasladó a la calle Alfaros. En este comercio había un olor muy característico. En el conseguíamos el trocito de badana, como lo llamábamos, para el tirador (ahora tirachinas), o incluso, para el que fuera más habilidoso repujar y hacer una pequeña obra de arte, e incluso alguno una vaina para la espada de madera.


   En Córdoba existen extraordinarios artesanos del arte del cordobán o guadamecíles, e incluso un museo que está en la esquina de la calle Céspedes, con la antigua cuesta de Blanco Belmonte, que se puede visitar y ver las artísticas obras que en él se exponen. En la magnifica web Artencordoba.com se puede comprobar el extremo que aquí se cita.



  HISTORIA DEL REPUJADO.


   El trabajo sobre metales cuenta con una larga tradición cultural. Ya desde la antigüedad aparecen bellas piezas en ese material y es a mediados de la Edad Media cuando éstas alcanzan un elevado nivel estético y artístico. El repujado es una técnica muy antigua, proviene de Europa y se deriva de los Iconos, que son imágenes sagradas y religiosas, pintadas en tablas. A partir del siglo XII el repujado comenzó a tomar auge ya que en esa época los íconos eran puestos a disposición de los feligreses para venerarlos, pero con el humo de las velas y la cercanía de las veladoras, las pinturas con el tiempo comenzaban a mancharse. Entonces  empezaron a cubrirlos con metales preciosos como el oro y la plata para protegerlos del humo y para que no se estropearan al tocarlos. Esta técnica se usó unos siglos y después se olvidó. Más tarde, ya en el siglo XX, a partir de los años '20 y '30, se empezó a hacer repujado en Europa, principalmente en Francia, y comenzó toda una industria  pero ya no se hacían íconos sino que se realizaba lo que se llama el arte objeto como lámparas, floreros, cajas, marcos y charolas, entre otros. Nuevamente se perdió este arte a causa de las guerras y no fue sino hasta hace unos 20 años, que comenzó a tomar  auge en  Europa (principalmente en España) y México. 


   
    El nombre de repujado se deriva de la palabra francesa “repulsare” que  significa empujar  hacia  afuera  o  como  vocablo  latino,  labrar  figuras  o  adornos  de  relieve  en metal o cuero.




   El repujado es una  técnica de artesanía que consiste en trabajar planchas de metal, cuero, u otros materiales de similares características para obtener un dibujo ornamental en relieve. El repujado en metales se limita principalmente al trabajo de materiales blandos como latón, bronce, estaño, oro o plata. Es considerado como una de las artes menores (útiles) en especial de la rama de las artesanías.





   Se realiza trabajando con buriles de diferentes tamaños y formas desde el envés de la pieza, dispuesta sobre una superficie blanda que permita la progresiva deformación de la superficie trabajada. De esta forma, el artesano trabaja en "negativo", hundiendo más aquellas zonas que deben obtener por el lado contrario mayor relieve.





   Los detalles finales del dibujo se obtienen trabajando en el derecho de la pieza, perfilando el dibujo con buriles más finos para obtener una mayor definición.





   El paso final consiste en reforzar la pieza para evitar que el dibujo conseguido pueda deformarse con su uso posterior. Dependiendo de la naturaleza del material trabajado, esto puede obtenerse endureciendo la pieza o rellenando el hueco posterior con un material maleable como cera, yeso o alguna goma que al secar sea lo suficientemente dura para no permitir la deformación del dibujo.


   En el repujado en cuero se trabaja por la parte del envés procurando que la masa que se coloca en el revés de la pieza (por ejemplo, plastilina) sea la que empuja las partes a repujar hacia arriba. Por tanto se va añadiendo poco a poco y se van repasando los contornos alternativamente.


   En el trabajo que nos ocupa de repujado en cuero esto lo realizamos superponiendo capas de cola de polivinilo y papel de periódico.


  EL REPUJADO EN CUERO.



   El curtido de pieles se debió practicar en los pueblos más remotos por medio de sustancias grasas pero es muy probable que ya los fenicios curtieran con tanino y que poseyeran también el arte de colorear las pieles, de quienes sin duda lo aprendieron los griegos y romanos que empleaban el cuero por ejemplo en sus escudos. Los árabes, y anteriormente otros pueblos nómadas, hacían gran uso de las pieles curtidas para sus tiendas móviles.

   El repujado del cuero es un arte practicado por los árabes españoles y que más tarde fue restaurado por el alemán Clauson Kaas.




   Este repujado se practica a mano. El cuero ha de trabajarse por las dos caras, en una de ellas se dibuja y se repuja luego por la otra al reverso. Se emplea el repujado en cuero para encuadernaciones de lujo, tapas y carteras, marcos para retratos, asientos y respaldos de sillas, biombos, almohadones, delanteros de chimenea, etc. con decoraciones a gusto del artífice, ya doradas, ya coloridas, pirograbadas con aplicaciones de metal y esmaltes y demás combinaciones.



   Desde el siglo VIII establecieron los árabes la industria de los guadamecíes (guadamecí es un cuero pintado o labrado artísticamente, con superficie dorada o plateada (Brocado)) en España, principalmente en Córdoba cuyas producciones gozaron de fama europea por lo menos, desde el siglo XI. Le siguieron Sevilla, Toledo y otras poblaciones, entre las que figura Barcelona desde principios del siglo XIV, si no antes. En los siglos XVI y XVII se imitaron en Francia y desde el XV en Flandes y Venecia  los guadamecíes cordobeses y en dichos siglos pero ya desde el siglo XIV se empleaban estos productos industriales y artísticos para tapizar el suelo y el interior de lujosas habitaciones y así mismo para frontales de altar y se construían muebles forrados con preciosos guadamecíes en Italia, Francia, España, etc. Los más comunes entre ellos son los cofres y arquetas, las sillas, los estuches variados y las tapas de libros cuyos forros artísticos de cuero llevan pinturas y repujados con el estilo propio de su época. Dichas tapas suelen ser de estilo mudéjar en los siglos XIV, XV y principios del XVI y platerescas durante el último, en España, con otras semejantes de Italia.





   Entre los monumentos más célebres en España se puede citar el forro de cuero dorado de la arqueta de Palencia, los guadamecíes dorados y pintados que decoran la techumbre de dos salas en la Alhambra de Granada, un curioso armario decorado con piezas de guadamecí llenas de repujados platerescos que figuró en la colección Spitzer de Viena y varias encuadernaciones con repujados mudéjares y platerescos como el Misal de Toledo del siglo XIV y otros en bibliotecas particulares.





   Actualmente en España se trabaja en talleres artesanos en la ciudad de Córdoba fundamentalmente.


El repujado es una técnica  con la que se pueden obtener verdaderas piezas artísticas haciéndolas cuidadosamente y con mucho esmero.

   
  Historia de la Talla.

   La talla en madera utiliza herramientas para descubrir una forma que ya existe en la madera y en la mente de la persona que la trabaja, y puede ser desde un detalle en un cuenco hasta una forma humana. El arte de la talla consiste en eliminar eficazmente la madera que no es necesaria, la misma no es propiedad exclusiva de un artista o artesano sino una actividad abierta a cualquier persona que se interese por ella y se decida a realizarla. 



   El deseo de tallar parece haber sido parte de la actividad humana desde hace mucho tiempo, en todo el mundo, gentes de todas las épocas y culturas han dado forma a figuras y decorado de objetos. Hace decenas de miles de años, nuestros primeros antepasados ya tallaban y esculpían, eran capaces de hacerlo con colmillos de marfil de mamut y cornamentas de renos, cincelaban la piedra y podemos suponer que les resultaba mucho más fácil hacerlo con la madera. Lamentablemente no poseemos ninguna prueba de esto ya que la madera es vulnerable al ataque de hongos, clima, fuego y la carcoma y para conseguir vivir unos pocos siglos necesita condiciones muy favorables. Los antiguos Egipcios dejaron ejemplos de muebles tallados en sus sepulcros reales, no obstante, es probable que durante la Edad Media en Europa los sucesivos saqueos hayan destruido una gran cantidad de estas obras.




   En los siglos XV y XVI, se produjo en Alemania la gran eclosión de la talla en madera, representada por nombres como Tilman Riemenschneider y Veit Stross. Otro gran periodo de la talla europea se produjo a finales del siglo XVII con la obra de artistas como Grinling Gibbons (1648-1721), famoso por la delicadeza de sus tallas en la catedral de San Pablo y otras iglesias.


   A finales del siglo XIX, algunos artistas europeos comenzaron a advertir que las tallas traídas de tierras lejanas no eran simplemente objetos curiosos fabricados por pueblos primitivos sino verdaderas obras de arte. La evolución del arte europeo ha estado ligada al realismo y al simbolismo y su punto de partida está en la antigua Grecia, cuyo arte clásico era el epitome del realismo. 



   Ya en el siglo XX la talla permaneció intocada por las cambiantes percepciones artísticas, los estilos vigentes apenas se reconocían como art nouveau y se mantenía fiel a las tradiciones del siglo XIX. La arquitectura del siglo XX, con sus líneas simples y limpias ha eliminado la demanda de una ornamentación decorativa en edificios y muebles, de modo que la talla en madera se ha confinado básicamente a la restauración y la reproducción de obras. Otras áreas de la talla han evolucionado en consonancia con las ideas modernas como son las esculturas en madera de Henry Moore (1898-1986). 


   Como toda artesanía, tiene un componente artístico, en el cual el tallista-artesano vuelca su talento creativo para sacar de unas simples tablas una obra de arte, y otro componente, técnico y mecánico, que hay que tener en cuenta para que la materia prima responda a los esfuerzos del tallista y logre el  resultado deseado.

   Para realizar la talla en madera se emplean herramientas especializadas como las gubias, eligiéndose maderas de alta densidad y que no se astillan fácilmente.



   Las principales gubias utilizadas por los tallistas y otros profesionales de la madera se pueden dividir en:




• Gubias planas: Parecidas a los formones pero con una leve curvatura que facilita mucho su uso a la hora de la talla, ya que así se evita que los vértices del extremo cortante rayen la madera.




• Gubias curvas, cañoncitos o con forma de U: Tienen forma semicircular con radio variado y su uso facilita la desbastación de la madera antes de llegar a tocar la forma final deseada.





• Gubias en vértice, tricantos o con forma de V: Son como la conjunción de dos formones en un vértice y su uso principal es el de usar la punta de unión como elemento de corte que marca la forma de manera previa, como si se dibujase sobre el boceto del proyecto. De ese modo también da un margen de seguridad para trabajar las adyacencias sin poner en peligro el otro extremo.





• Gubias en forma de cuchara: Como su nombre lo indica su forma recordaría al de una cuchara pero con un extremo recto. Son usadas para la excavación de concavidades en la madera, como en el caso del interior de un cuenco.





   Últimamente se emplea también otras técnicas para tallar la madera. Se puede hacer diseñando el objeto a tallar con un software de modelado en tres dimensiones CAD. Se pasa ese dibujo en tres dimensiones a un software de mecanización asistida por ordenador CAM que una máquina de control numérico podrá fabricar automáticamente. Lo delicado de esta técnica es saber dibujar con el software CAD objetos artísticos.


   El cuero es uno de los materiales más útiles con que ha contado la humanidad a través de su historia. Desde el propio primitivismo hasta nuestros días somos acompañados por una segunda piel que como los buenos vinos, en vez de envejecer, embellece. 



   El hombre prehistórico para evitar que las pieles de los animales que cazaba se dañaran o endurecieran, utilizaba la grasa de los sesos de sus presas, frotándolas sobre las futuras prendas que le protegerían del frío. Hebreos y babilonios utilizaban para preservarlas, medios parecidos a los existentes en curtidurías muy rudimentarias, como eran cubrir la piel con sustancias astringentes de cortezas, raíces y frutos, curándola con sal común y algunas veces frotándola con aceites.


   En Egipto se han hallado segmentos de cuero en buen estado, de hace 3 mil años. Gracias a una adecuada conservación, su textura fue usada en la antigüedad por soldados que los incorporaban como parte de cascos yelmos y escudos, por marineros que le convertían en velas y cubiertas de grandes buques y por hombres inquietos que transformaron las pieles de oveja, cabra y becerro en pergamino. Hoy en día, el cuero es la base de una gran industria, pues constituye la materia prima para la fabricación de objetos de tanta importancia como el calzado y prendas de vestir, correas de transmisión para maquinaria, carteras, maletas, talabartería, guantes industriales, etc. 



   Dependiendo de la naturaleza de los productos a los que está destinada, la piel de animales como cabras, vacas, bueyes, becerros, cerdos y de algunos reptiles como culebras y cocodrilos, es sometida a un adecuado proceso de curtición. El curtido de cueros consiste básicamente en convertir el material putrescible en una superficie que en condiciones ordinarias no se deteriora y que al ser mojada y posteriormente secada no se endurece. Para lograr este efecto son utilizados varios productos naturales como el tanino que se extrae de plantas como el roble, sauce, quebracho, mangle, etc. y también sales de cromo que se obtienen de un mineral de hierro y cromo; aceites de ballena, foca, bacalao y curtientes sintéticos.


   Existen dos tipos de curtición. La primera es la mineral (al cromo) que tiene como destino las manufacturas del cuero y la capellada del calzado. La segunda es la vegetal (al tanino) requerida en la producción de la suela del calzado. 



   El factor que limita la obtención del cuero es el sacrificio del ganado y éste depende a su vez de la industria ganadera y de la demanda de carne para el consumo.


   No se halla disponible demasiada información sobre la talla del cuero aunque la experiencia adquirida por la observación de tallistas de madera y por la experiencia realizada en la talla de piel nos indica que se trata de técnicas de trabajo y uso de herramientas similares aunque adaptadas a las específicas características de cada material.


   En el caso del cuero las herramientas son de menor tamaño y superficies de corte o cuchilla más fina. Es tallado resulta entonces más delicado y no requiere el uso de mazos para golpear las gubias que precisan de la presión  manual adecuada para eliminar estrictamente la parte de la flor de la piel cuidando de no perforar la misma.


   El acabado final difiere también de la talla en madera pues se utiliza una capa de cera aplicada solamente en las partes de la piel que no se han tallado y conservan su flor.


  HISTORIA DEL MOSAICO


   La palabra mosaico proviene etimológicamente de la palabra griega "musa". Se ha llegado a decir que tal nombre era debido a que en el mundo clásico, se consideraba un arte tan magnífico que debía estar inspirado por las musas.


   Los mosaicos tienen un origen muy antiguo. Se han hallado mosaicos en Creta, Mesopotamia, y por supuesto en Grecia, Roma y el Imperio Bizantino.


   En Bizancio, desde la creación de Imperio Romano de Oriente el arte del mosaico griego y romano se combinó con la tradición oriental y dio lugar a mosaicos con grades cantidades de oro. Además, se aplican los mosaicos a la arquitectura religiosa mientras que en el mundo romano se aplicaba a la arquitectura doméstica.
De Bizancio, los mosaicos pasarán también al mundo islámico.


  Ya en tiempos modernos se desarrollan desde el Renacimiento hasta nuestros días.


   Como curiosidad se sabe que también existió una técnica especial de mosaico en la América Prehispánica.


   Un mosaico en su origen es una obra compuesta de piedrecillas, terracota o vidrios de varios colores. También puede estar hecha de madera. Por extensión se llama mosaico a cualquier obra realizada con fracciones diversas.


   La obra del mosaico se realizaba sobre todo en grandes superficies planas, como paredes, suelos y techos, pero también se adaptó a simples objetos o pequeños paneles.


   Es en época griega helenística cuando empieza a perfeccionarse este arte, creándose obras con temas complejos y episodios de la vida cotidiana y de la mitología. 

   Los materiales que se emplean ya en esta época son mármol, vidrio, ónice, etc. Siendo los romanos los que mayor auge y difusión dieron a esta técnica.



   Los romanos construían los mosaicos con pequeñas piezas cúbicas llamadas teselas. El material de estas teselas era rocas calcáreas, vidrio coloreado, cerámica, etc.


   Las teselas se elaboraban con sumo cuidado y en diferentes tamaños y colores para que el artista pudiera colocarlas según el dibujo a modo de puzzle y aglomeradas con cemento.



   Para hacer las teselas de mármol o de piedra de color, se cortaba el material en finas láminas, luego en tiras y después en cubos. Para obtener las teselas de vidrio fundido (que podía teñirse añadiéndole diferentes óxidos de metal) se vertía éste encima de una superficie lisa para que se enfriara y se endureciera.




   Después, con una herramienta afilada, la lámina de vidrio coloreado era cortada en tiras y luego en cubos. Las teselas de oro y plata se obtenían colocando pan de oro o plata encima de una lámina de vidrio de tono pálido. La superficie se cubría con un frit (capa fina de vidrio empolvado) y se calentaba en un horno para sellar el oro y la plata entre las capas de vidrio. A continuación se dividía la lámina en cubos.




   También había que preparar concienzudamente la superficie allanándolo con varias capas superpuestas para que estuviese bien liso, puesto que cualquier irregularidad podía llevar a la fractura de algunas teselas y esto conducir a la degradación de toda la obra.




   Los mosaicos eran para los romanos un elemento decorativo para los espacios arquitectónicos de tal manera que no había palacio o villa romana donde no hubiera mosaicos.





   En numerosos lugares, se sabe que hay villas y otros edificios por excavar por lo que se sabe que son numerosos los mosaicos por descubrir.





   En general los mosaicos romanos representan sobre todo motivos geométricos y también con mucha frecuencia, escenas mitológicas. A un segundo nivel aparecen motivos costumbristas: juegos, cacerías, escenas amatorias y eróticas, etc.



   El mosaico sobre piel podemos encontrarlo en encuadernación de libros. Esta encuadernación o decoración amosaicada, es una técnica que bien por superposición y yuxtaposición, permite composiciones con pieles de distintos colores, texturas y en algunos casos, otros materiales laminados (madera, metal y hueso entre otros) para decorar las tapas de libros. Atendiendo a su proceso de elaboración recibe diferentes nombres:

  • Amosaicado con florones - se realiza superponiendo piel sobre la huella del grabado (florón) hecho con un bronce de huella especial (mayor hueco) que permite alojar en su interior, el recorte de piel que queremos adherir a nuestro libro y posteriormente, dorarlo o gofrarlo.
  • Mosaico entre hilos o entre arquillos y tronquillos - En este caso la piel del mosaico se aloja entre las huellas gofradas por los hilos o los arquillos, ajustándose milimétricamente a sus marcas, volviendo a gofrar o dorar en la misma huella (Arquillos y tronquillos e hilos).
  • Mosaico por yuxtaposición de pieles - Esta técnica se basa en el vaciado de la piel del libro, con el mismo grosor y forma de la piel del mosaico que vamos a fijar. Básicamente se realiza con formas geométricas.
  • Mosaico en bajo relieve - Para esta técnica, recortamos las pieles (muy divididas) del mosaico, haciendo que encajen las piezas de piel, perfectamente y las superponemos sobre el dibujo que anteriormente tendremos marcado en las tapas del libro.
   Posteriormente perfilaremos los contornos y gofraremos sus detalles.


   Una de las tendencias actuales es el uso en diseño de interiores de mosaicos de piel para el recubrimiento de paredes y elementos arquitectónicos cuyas piezas presentan diferentes texturas y tonos.


   Un exponente importante del mosaico en el siglo XX fue el arquitecto Antoni Gaudí que convirtió sus mosaicos de cerámica en un sello personal de su obra utilizándolos como decoración de elementos arquitectónicos y como ornamentación. Su técnica se denomina trencadis y consiste en rellenar espacios utilizando trozos de cerámica u otros materiales de distinta formas y tamaños. En ellos me he basado para realizar el tema del molino decorativo.



  PIROGRABADO




  El pirograbado (del griego. piros = fuego graphos = escritura) es una técnica de dibujo, primordialmente, pero su utilización abarca en la práctica, cualquier grabado empleando el aparato conocido en la actualidad como pirograbador, el cual emplea electricidad para generar el calor suficiente en la punta.


   Se trata de quemar un soporte, ya sea éste de papel, cartón, o madera, con el pirograbador marcando un dibujo sobre esa superficie. El pirograbador tiene varios mangos parecidos a soldadores de estaño, y varias cabezas con diferentes formas. Regulando la intensidad del calor que desprende la punta, se consigue más o menos intensidad en el quemado y, consecuentemente, distintas tonalidades del marrón suave al negro absoluto.




   El método que antecede a la actual electro-termo-grabación es el del empleo de la llama abierta y un objeto metálico que absorbiese el calor para así transferirlo hacia la tabla de madera.




   Esta técnica ha sido practicada por varias culturas incluyendo los egipcios y algunas tribus africanas desde los orígenes de los tiempos. El pirógrafo Robert Boyer propone que esta técnica data de la prehistoria cuando los primeros humanos crearon diseños empleando los restos calientes del fuego. 

     En China, durante la dinastía Han se conocía a este método como "bordado con agujas de fuego".  

  Durante la Época victoriana, la invención de máquinas provocó un amplio interés por este tipo de artesanía y fue entonces cuando se acuñó el término pirografía.  

La pirografía es, en muchos países, una forma artística tradicional.





   Esta técnica tiene una larga tradición y, en tiempos pasados, servía fundamentalmente de apoyo a labores de mayor envergadura como fueron, por ejemplo, las policromadas de oro y plata y las esmaltaciones.





   Hoy en día vuelve a resurgir con fuerza debido a la gran difusión del pirógrafo eléctrico muy cómodo, rápido y fácil de usar con el que podemos pirograbar sobre diversos materiales madera, cuero, tela, papel..., aunque la superficie más frecuente ornamentada con la técnica del pirograbado es la madera.





   Ha sido una actividad típica entre nuestros pastores, que grababan en cuernos sus nombres y dibujos fabricando con ellos vasos, cucharas, etc.


   Igual que la madera y el cuerno se emplea esta técnica en conchas, piel y materiales semejantes.


   Artesanía tradicional que une al ser humano con el fuego, uno de los cuatro elementos, utilizándolo en este caso como medio de expresión.



   El pirograbador es una herramienta que utiliza la electricidad para generar calor. Este calor se transmite a una punta de pirograbar que es la que hacemos entrar en contacto con el soporte para conseguir los pirograbados.

  

   Se pueden utilizar diferentes tipos de soportes para pirograbar: piel, papel, cartón, o madera, y existen también diferentes puntas de pirograbado para conseguir diferentes líneas y distintos tipos de rellenos, etc.

  

   Aunque hay pirograbadores sencillos (directos), lo habitual y recomendable es utilizar pirograbadores con variador de potencia y con fusibles de protección que evitará averías debidas a subidas de potencia.

   

   Pirograbar es un trabajo sencillo, pero como cualquier otra técnica, requiere de práctica para poder conseguir buenos resultados. (Es recomendable comenzar con algunos dibujos sencillos sobre algún soporte).

  

   La combinación de la variedad de puntas y el control de la potencia del pirograbador  permiten conseguir resultados  vistosos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario